¿Qué es esto de vivir Consciente? Pues la realidad es que vivir Consciente implica un "Darse Cuenta". Pero... ¿Darse cuenta de que? Pues bien eso es lo que vamos a descubrir en las siguientes líneas
Si decides quedarte hasta el final, vas a aprender qué es la Consciencia, para qué sirve y que niveles solemos encontrarnos dentro del ser humano.
¿Qué es esto de vivir Consciente? Pues la realidad es que vivir Consciente implica un "Darse Cuenta". Pero... ¿Darse cuenta de que? Pues bien eso es lo que vamos a descubrir en las siguientes líneas
Si decides quedarte hasta el final, vas a aprender qué es la Consciencia, para qué sirve y que niveles solemos encontrarnos dentro del ser humano.
Esta pregunta sin duda encierra una complejidad asombrosa y voy a tratar de darle forma a través de una serie de citas sobre la misma y una pequeña reflexión personal que trate de englobar todas ellas en su conjunto. Según la R.A.E (Real Academia Española) la Consciencia es:
Según George Vithoulkas en su trabajo Conciencia y Consciencia:
Desde el punto de vista neurológico, la consciencia consta de un espectro de estados en un rango, desde estados fisiológicos hasta estados disminuidos de consciencia que son vigilados por un criterio especifico incluido en la Escala de Coma de Glasgow, pero también contiene estados modificados por el auto entrenamiento (meditación trascendental) o por el uso de drogas.”
Según Rupert Spira en su libro Ser Consciente de ser Consciente:
“La conciencia (la experiencia de "ser consciente") no posee cualidades observables, por lo que normalmente la ignoramos o pasamos por alto. Sin embargo, el regreso de la conciencia a sí misma -es decir, el hecho de ser Consciente de ser Consciente- constituye la esencia de la meditación y de la oración, siendo la vía directa que nos lleva a la paz y la felicidad duraderas. “
Con todas estas maravillosas descripciones más o menos nos podemos hacer a la idea de que la Consciencia va más allá de algo que se pueda medir y/o observar. La Consciencia es el observador que no puede ser observado y voy más allá. La consciencia es lo que marca y dirige nuestras vidas cuando decidimos que es hora de integrarla y despertar a ella, ceder nuestro piloto automático en pos de la presencia plena en cada acción que llevamos a cabo, cada pensamiento que se elabora en nuestra mente, cada emoción que nos acaricia el cuerpo y cada vacío que atraviesa nuestra realidad en cada uno de los momentos por los que existimos y AMAMOS en mayúsculas.
Esta pregunta sin duda encierra una complejidad asombrosa y voy a tratar de darle forma a través de una serie de citas sobre la misma y una pequeña reflexión personal que trate de englobar todas ellas en su conjunto. Según la R.A.E (Real Academia Española) la Consciencia es:
Según George Vithoulkas en su trabajo Conciencia y Consciencia:
Desde el punto de vista neurológico, la consciencia consta de un espectro de estados en un rango, desde estados fisiológicos hasta estados disminuidos de consciencia que son vigilados por un criterio especifico incluido en la Escala de Coma de Glasgow, pero también contiene estados modificados por el auto entrenamiento (meditación trascendental) o por el uso de drogas.”
Según Rupert Spira en su libro Ser Consciente de ser Consciente:
“La conciencia (la experiencia de "ser consciente") no posee cualidades observables, por lo que normalmente la ignoramos o pasamos por alto. Sin embargo, el regreso de la conciencia a sí misma -es decir, el hecho de ser Consciente de ser Consciente- constituye la esencia de la meditación y de la oración, siendo la vía directa que nos lleva a la paz y la felicidad duraderas. “
Con todas estas maravillosas descripciones más o menos nos podemos hacer a la idea de que la Consciencia va más allá de algo que se pueda medir y/o observar. La Consciencia es el observador que no puede ser observado y voy más allá. La consciencia es lo que marca y dirige nuestras vidas cuando decidimos que es hora de integrarla y despertar a ella, ceder nuestro piloto automático en pos de la presencia plena en cada acción que llevamos a cabo, cada pensamiento que se elabora en nuestra mente, cada emoción que nos acaricia el cuerpo y cada vacío que atraviesa nuestra realidad en cada uno de los momentos por los que existimos y AMAMOS en mayúsculas.
Vivir en el aquí y él ahora es algo que se dice con mucha frecuencia
últimamente. Pero ¿Hasta qué punto somos capaces de implementar esta maravilla que nos han
dejado escrita por activa y por pasiva las civilizaciones más sabias de la historia de la humanidad?
La realidad de lo que yo he experimentado, así como lo que veo a mi alrededor es que sin Consciencia
no es posible experimentar una vida plena en la cual podamos vivir de forma presente en cada momento.
Saborear la vida es un arte y nosotros somos artistas
La cuestión principal que quiero reseñar es que es necesaria una puesta a punto de nuestra toma de Consciencia para así poder comenzar a paladear la realidad desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche. Una herramienta que está a nuestra entera disposición para utilizarla cuando queramos es la meditación. Según Kabat-Zinn (1990):
“La práctica de la Atención Plena es la Consciencia que surge de prestar atención de forma intencional a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella"
Se trata de dirigir la atención al momento presente, con compasión, interés, apertura y amabilidad, independientemente de si la experiencia resulta agradable o desagradable. La práctica de la Atención Plena tiene siete premisas básicas: no juzgar, no esforzarse, paciencia, mentalidad de principiante, confianza, aceptación y flexibilidad.
Por tanto, es importante que practiquemos la meditación diaria y la atención plena en todas y cada una de las cosas que realizamos durante el día. Desde lo que nos pueda parecer más nimio hasta las cosas que valoramos como “más importantes”.
La presencia en el aquí y el ahora también debe referirse a las emociones y a los pensamientos que tenemos a lo largo del día. De esta forma conseguiremos una Consciencia plena. Si fijamos nuestra atención en nuestras emociones y pensamientos, no sólo conseguiremos que se diluyan más rápidamente, sino que también podremos aprender a sostenerlos y a convivir con ellos sin juzgarlos ni recriminarse porque hayan aparecido o porque formen parte de nosotros.
Es importante también diferenciar entre lo que somos nosotros en esencia (Consciencia-el observador que no puede ser observado) y lo que es nuestro programa mental y emocional.
Todos venimos condicionados y programados con una serie de arquetipos y programas por los cuales filtramos el mundo, las relaciones sociales, nuestras emociones, sentimientos y pensamientos… Cuando la Consciencia comienza a desplegarse, también lo hacemos nosotros de nuestro programa mental y emocional dando lugar a una vida más saludable y plena en la cual sabemos aceptar esa programación, pero siempre siendo Conscientes de que aunque forma parte de nosotros, no es lo que somos en esencia.
Vivir en el aquí y él ahora es algo que se dice con mucha frecuencia últimamente. Pero ¿Hasta qué punto somos capaces de implementar esta maravilla que nos han dejado escrita por activa y por pasiva las civilizaciones más sabias de la historia de la humanidad? La realidad de lo que yo he experimentado, así como lo que veo a mi alrededor es que sin Consciencia no es posible experimentar una vida plena en la cual podamos vivir de forma presente en cada momento.
Saborear la vida es un arte y nosotros somos artistas
La cuestión principal que quiero reseñar es que es necesaria una puesta a punto de nuestra toma de Consciencia para así poder comenzar a paladear la realidad desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche. Una herramienta que está a nuestra entera disposición para utilizarla cuando queramos es la meditación. Según Kabat-Zinn (1990):
“La práctica de la Atención Plena es la Consciencia que surge de prestar atención de forma intencional a la experiencia tal y como es en el momento presente, sin juzgarla, sin evaluarla y sin reaccionar a ella"
Se trata de dirigir la atención al momento presente, con compasión, interés, apertura y amabilidad, independientemente de si la experiencia resulta agradable o desagradable. La práctica de la Atención Plena tiene siete premisas básicas: no juzgar, no esforzarse, paciencia, mentalidad de principiante, confianza, aceptación y flexibilidad.
Por tanto, es importante que practiquemos la meditación diaria y la atención plena en todas y cada una de las cosas que realizamos durante el día. Desde lo que nos pueda parecer más nimio hasta las cosas que valoramos como “más importantes”.
La presencia en el aquí y el ahora también debe referirse a las emociones y a los pensamientos que tenemos a lo largo del día. De esta forma conseguiremos una Consciencia plena. Si fijamos nuestra atención en nuestras emociones y pensamientos, no sólo conseguiremos que se diluyan más rápidamente, sino que también podremos aprender a sostenerlos y a convivir con ellos sin juzgarlos ni recriminarse porque hayan aparecido o porque formen parte de nosotros.
Es importante también diferenciar entre lo que somos nosotros en esencia (Consciencia-el observador que no puede ser observado) y lo que es nuestro programa mental y emocional.
Todos venimos condicionados y programados con una serie de arquetipos y programas por los cuales filtramos el mundo, las relaciones sociales, nuestras emociones, sentimientos y pensamientos… Cuando la Consciencia comienza a desplegarse, también lo hacemos nosotros de nuestro programa mental y emocional dando lugar a una vida más saludable y plena en la cual sabemos aceptar esa programación, pero siempre siendo Conscientes de que aunque forma parte de nosotros, no es lo que somos en esencia.
Como decía Jorge Luis Borges:
“No hables a menos que puedas mejorar el silencio”
Me gusta entender el silencio como algo holístico que engloba toda nuestra existencia y sin el cual la consciencia no podría existir verdaderamente. El silencio no sólo implica la ausencia de palabra sino también la presencia interna en nuestro cuerpo y nuestra sensación emocional, así como una completa observación de nuestros pensamientos sin que los mismos nos arrastren a su película.
Podemos considerar el silencio como una de las herramientas clave en nuestra toma de consciencia interior
ya que nos da la posibilidad de ser ese observador que no puede ser observado y en consecuencia podemos diferenciarnos de nuestro programa mental y eliminar el sufrimiento de nuestra realidad.
"A veces simplemente no hay palabras, sólo un silencio que flota como un océano entre los dos" (Jodi Picoult).
Con esta bonita cita de Jodi Picoult, podemos adentrarnos en el mundo de las relaciones, el silencio y la Consciencia. A decir verdad, la forma en que nos relacionamos desde hace cientos de años es a través de la palabra. Esto tiene y ha tenido sus ventajas ya que a la hora de formar una sociedad de cooperación en la que hemos podido sobrevivir durante cientos de años como especie, se hace necesaria una vía de comunicación y entendimiento. Esto no quiere decir que necesitemos comunicarnos de forma constante a través de la palabra y/o el estímulo. Es algo maravilloso el poder estar con otra persona en completo silencio dejando que sea la Consciencia quien “hable”.
El silencio como acompañante o terapeuta es fundamental si lo que buscamos es regalarle a esa persona un espacio en el que se pueda expresar con total libertad, sin sentirse juzgada y sabiendo que de alguna forma la comunicación es más profunda.
Pero también podemos extrapolar esto mismo a cualquier tipo de relación humana y seguramente obtendremos un resultado similar de armonía y de paz. Como conclusión podemos acordar que el silencio es una manera bastante eficaz a la hora de acompañar en Consciencia tanto a personas que así lo deseen como a familiares, amigos y pareja. También es la herramienta ideal para despegarnos de nuestro programa mental que tanto sufrimiento alberga y poder despertar a un mundo en el cual las memorias de dolor se diluyan como lo hace el hielo en una cálida tarde de verano.
Como decía Jorge Luis Borges:
“No hables a menos que puedas mejorar el silencio”
Me gusta entender el silencio como algo holístico que engloba toda nuestra existencia y sin el cual la consciencia no podría existir verdaderamente. El silencio no sólo implica la ausencia de palabra sino también la presencia interna en nuestro cuerpo y nuestra sensación emocional, así como una completa observación de nuestros pensamientos sin que los mismos nos arrastren a su película.
Podemos considerar el silencio como una de las herramientas clave en nuestra toma de consciencia interior
ya que nos da la posibilidad de ser ese observador que no puede ser observado y en consecuencia podemos diferenciarnos de nuestro programa mental y eliminar el sufrimiento de nuestra realidad.
"A veces simplemente no hay palabras, sólo un silencio que flota como un océano entre los dos" (Jodi Picoult).
Con esta bonita cita de Jodi Picoult, podemos adentrarnos en el mundo de las relaciones, el silencio y la Consciencia. A decir verdad, la forma en que nos relacionamos desde hace cientos de años es a través de la palabra. Esto tiene y ha tenido sus ventajas ya que a la hora de formar una sociedad de cooperación en la que hemos podido sobrevivir durante cientos de años como especie, se hace necesaria una vía de comunicación y entendimiento. Esto no quiere decir que necesitemos comunicarnos de forma constante a través de la palabra y/o el estímulo. Es algo maravilloso el poder estar con otra persona en completo silencio dejando que sea la Consciencia quien “hable”.
El silencio como acompañante o terapeuta es fundamental si lo que buscamos es regalarle a esa persona un espacio en el que se pueda expresar con total libertad, sin sentirse juzgada y sabiendo que de alguna forma la comunicación es más profunda.
Pero también podemos extrapolar esto mismo a cualquier tipo de relación humana y seguramente obtendremos un resultado similar de armonía y de paz. Como conclusión podemos acordar que el silencio es una manera bastante eficaz a la hora de acompañar en Consciencia tanto a personas que así lo deseen como a familiares, amigos y pareja. También es la herramienta ideal para despegarnos de nuestro programa mental que tanto sufrimiento alberga y poder despertar a un mundo en el cual las memorias de dolor se diluyan como lo hace el hielo en una cálida tarde de verano.
Me gusta la palabra “CLIC” ya que, bajo mi punto de vista, engloba un significado muy potente y gráfico de lo que implica el despertar de la Consciencia.
Es como cuando al abrir una caja fuerte ésta hace un “CLIC”
En ese momento sabemos que algo se ha abierto para mostrarnos una realidad antes oculta a nuestro programa mental y a nuestros sentidos. La gran diferencia que existe entre uno y otro “CLIC”, es sin duda la capacidad de cerrar la puerta de la caja fuerte cuando así lo decidamos y la imposibilidad de cerrarnos a la apertura de Consciencia cuando hemos despertado a ella.
Considero que el camino por el cual conseguimos accionar los mecanismos del “CLIC”, es un camino que no siempre resulta fácil. El dolor forma parte de este camino por el cual vamos despertando en Consciencia.
Lo que verdaderamente nos impide realizar ese despertar en Consciencia es el sufrimiento. En la vida nos
enseñan desde muy pequeños que las emociones, mal etiquetadas, negativas (rabia, miedo y tristeza)
no deberían existir y que siempre debemos estar alegres y con buena cara para no incomodar a nadie
y porque ese es el objetivo principal de la vida.
Nos los enseñan tanto explicita como implícitamente con sus comentarios y acciones.
Es de esta forma como nos vamos programando para que cada vez que sentimos dolor tanto
físico como emocional, lo valoremos de forma subjetiva con una carga de sufrimiento
que nos hace juzgarnos por sentir ese dolor. También aplicamos esa carga de sufrimiento
a las situaciones que nos suceden en el día a día.
En vez de valorar la vida de forma neutra sin aplicarle términos y conceptos duales (el bien y el mal), estamos programados para juzgar cada situación con un adjetivo positivo o negativo
resultando así la vida interna un vaivén de sufrimiento y alegría con el que nos identificamos y por tanto no podemos observar desde la ecuanimidad de nuestra esencia Consciente.
Me gusta la palabra “CLIC” ya que, bajo mi punto de vista, engloba un significado muy potente y gráfico de lo que implica el despertar de la Consciencia.
Es como cuando al abrir una caja fuerte ésta hace un “CLIC”
En ese momento sabemos que algo se ha abierto para mostrarnos una realidad antes oculta a nuestro programa mental y a nuestros sentidos. La gran diferencia que existe entre uno y otro “CLIC”, es sin duda la capacidad de cerrar la puerta de la caja fuerte cuando así lo decidamos y la imposibilidad de cerrarnos a la apertura de Consciencia cuando hemos despertado a ella.
Considero que el camino por el cual conseguimos accionar los mecanismos del “CLIC”, es un camino que no siempre resulta fácil. El dolor forma parte de este camino por el cual vamos despertando en Consciencia.
Lo que verdaderamente nos impide realizar ese despertar en Consciencia es el sufrimiento. En la vida nos enseñan desde muy pequeños que las emociones, mal etiquetadas, negativas (rabia, miedo y tristeza) no deberían existir y que siempre debemos estar alegres y con buena cara para no incomodar a nadie y porque ese es el objetivo principal de la vida. Nos los enseñan tanto explicita como implícitamente con sus comentarios y acciones. Es de esta forma como nos vamos programando para que cada vez que sentimos dolor tanto físico como emocional, lo valoremos de forma subjetiva con una carga de sufrimiento que nos hace juzgarnos por sentir ese dolor. También aplicamos esa carga de sufrimiento a las situaciones que nos suceden en el día a día.
En vez de valorar la vida de forma neutra sin aplicarle términos y conceptos duales (el bien y el mal), estamos programados para juzgar cada situación con un adjetivo positivo o negativo
resultando así la vida interna un vaivén de sufrimiento y alegría con el que nos identificamos y por tanto no podemos observar desde la ecuanimidad de nuestra esencia Consciente.
Según Borja Vilaseca, existen 4 niveles de Consciencia según en el tramo de vida en el que nos encontremos. Estos serían:
En esta parte del camino se vive de manera reactiva, victimista y egocéntrica culpando siempre a alguien o a algo que no tiene que ver con nosotros por lo que no se materializa como nos hubiese gustado.
En esta etapa nos damos cuenta de que existen sombras internas que dificultan nuestra forma de ver la realidad y de actuar. Somos conscientes de que los demás no son los culpables de nuestro sufrimiento y que nos toca revisar internamente que sucede en nuestra vida y en nuestro programa mental que no está funcionando como nos gustaría. Es entonces cuando comienzan las llamadas “Crisis Existenciales” en las que existe una saturación de sufrimiento y esta nos lleva a esa revisión interna. Y debido a nuestra falta de herramientas seguimos en conflicto con nosotros mismos y con la realidad. Una frase que representaría bien esta etapa sería: “Qué felices los ignorantes”.
En el tercer nivel, nos conocemos mejor a nosotros mismos, entendemos nuestras sombras y emociones, somos capaces de gestionarlas gracias a herramientas y compresión que hemos adquirido y en definitiva somos altruistas, responsables y proactivos entendiendo como cultivar un bienestar duradero. Conseguimos afrontar la diversidad como una oportunidad de aprendizaje, descubrimos quienes somos verdaderamente-más allá de nuestro programa mental- y se descubre así nuestro propósito de vida.
En esta última etapa hemos conseguido desidentificarnos de nuestro programa mental y así nos fundimos con la vida en armonía de forma que tomamos Consciencia de que nosotros no somos ese programa mental, sino que somos ese observador que no puede ser observado, aunque el programa mental forme parte de nosotros. El silencio y la meditación se convierten en compañeros de vida conservando así esa sensación de unidad, conexión y totalidad.
Es importante tener en cuenta que estos cuatro estados no son lineales, sino que se conforman en espiral. Aplicaría por tanto aquí la famosa frase de “Dos pasitos hacía delante, uno hacía detrás”.
Según Borja Vilaseca, existen 4 niveles de Consciencia según en el tramo de vida en el que nos encontremos. Estos serían:
En esta parte del camino se vive de manera reactiva, victimista y egocéntrica culpando siempre a alguien o a algo que no tiene que ver con nosotros por lo que no se materializa como nos hubiese gustado.
En esta etapa nos damos cuenta de que existen sombras internas que dificultan nuestra forma de ver la realidad y de actuar. Somos conscientes de que los demás no son los culpables de nuestro sufrimiento y que nos toca revisar internamente que sucede en nuestra vida y en nuestro programa mental que no está funcionando como nos gustaría. Es entonces cuando comienzan las llamadas “Crisis Existenciales” en las que existe una saturación de sufrimiento y esta nos lleva a esa revisión interna. Y debido a nuestra falta de herramientas seguimos en conflicto con nosotros mismos y con la realidad. Una frase que representaría bien esta etapa sería: “Qué felices los ignorantes”.
En el tercer nivel, nos conocemos mejor a nosotros mismos, entendemos nuestras sombras y emociones, somos capaces de gestionarlas gracias a herramientas y compresión que hemos adquirido y en definitiva somos altruistas, responsables y proactivos entendiendo como cultivar un bienestar duradero. Conseguimos afrontar la diversidad como una oportunidad de aprendizaje, descubrimos quienes somos verdaderamente-más allá de nuestro programa mental- y se descubre así nuestro propósito de vida.
En esta última etapa hemos conseguido desidentificarnos de nuestro programa mental y así nos fundimos con la vida en armonía de forma que tomamos Consciencia de que nosotros no somos ese programa mental, sino que somos ese observador que no puede ser observado, aunque el programa mental forme parte de nosotros. El silencio y la meditación se convierten en compañeros de vida conservando así esa sensación de unidad, conexión y totalidad.
Es importante tener en cuenta que estos cuatro estados no son lineales, sino que se conforman en espiral. Aplicaría por tanto aquí la famosa frase de “Dos pasitos hacía delante, uno hacía detrás”.
El simple hecho que, de alguna forma, en mayor o menor medida, nos planteemos cuestiones tales como ¿Qué hacemos aquí?; ¿Quién soy YO?; ¿Cuál es el motivo de que las cosas sucedan de la manera en que lo hacen?; ¿Qué hay después de la muerte?; ¿Dónde se encuentran las emociones? ¿Dónde se halla mi esencia? ¿Si mi cerebro o corazón se quedan sin vida, también lo hago YO?; ¿Cuál es el propósito de mi existencia? Nos está indicando que ya existe Consciencia. Aunque como hemos podido ver previamente y según algunos autores expresan, hay diferentes niveles de Consciencia según el momento en el que cada uno de nosotros nos encontremos dentro del laberinto en forma de espiral por el que nuestra evolución Consciencial atraviesa. En mi opinión, nadie tiene una respuesta certera a todas estas preguntas que de alguna forma consiga dejarnos a todos tranquilos y serenos en nuestra experiencia. La realidad es que cada uno de nosotros en su propio nivel de Consciencia debe configurarse la ruta de acción mental y espiritual que mejor le convenga con el fin de atravesar este mar de infinitas experiencias en el que nos encontramos.
Soy consciente de que esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero si te quedas atascado/a o ves que no puedes avanzar por ti misma/o busca la ayuda que mereces de un profesional.
Y si deseas que ese profesional sea yo y que te acompañe en tu proceso de reencontrarte contigo misma/o no dudes en contactar conmigo.
Jesús Sagrario
Psicólogo Experto en
Gestión y Regulación Emocional
El simple hecho que, de alguna forma, en mayor o menor medida, nos planteemos cuestiones tales como ¿Qué hacemos aquí?; ¿Quién soy YO?; ¿Cuál es el motivo de que las cosas sucedan de la manera en que lo hacen?; ¿Qué hay después de la muerte?; ¿Dónde se encuentran las emociones? ¿Dónde se halla mi esencia? ¿Si mi cerebro o corazón se quedan sin vida, también lo hago YO?; ¿Cuál es el propósito de mi existencia? Nos está indicando que ya existe Consciencia. Aunque como hemos podido ver previamente y según algunos autores expresan, hay diferentes niveles de Consciencia según el momento en el que cada uno de nosotros nos encontremos dentro del laberinto en forma de espiral por el que nuestra evolución Consciencial atraviesa. En mi opinión, nadie tiene una respuesta certera a todas estas preguntas que de alguna forma consiga dejarnos a todos tranquilos y serenos en nuestra experiencia. La realidad es que cada uno de nosotros en su propio nivel de Consciencia debe configurarse la ruta de acción mental y espiritual que mejor le convenga con el fin de atravesar este mar de infinitas experiencias en el que nos encontramos.
Soy consciente de que esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo, pero si te quedas atascado/a o ves que no puedes avanzar por ti misma/o busca la ayuda que mereces de un profesional.
Y si deseas que ese profesional sea yo y que te acompañe en tu proceso de reencontrarte contigo misma/o, no dudes en contactar conmigo.
Jesús Sagrario Psicólogo Experto en Gestión y Regulación Emocional